Éramos cinco almas al unísono,
Sus palabras eran el alimento
De mi alma,
Que necesitaba consuelo,
Me abrí el corazón y deje
Que entrará la dulce voz de
Sonia,
Y las palabra De Lourdes Sánchez
García
Resonaron en mi interior,
Y descubrí algo que no sabía
Y me dijo José Luis mi lucha
interior.
Luis M Gil me susurró ese
potencial oculto
A mis ojos, pero que el veía
Porque tiene un don.
Todos me empujaron, me alentaron,
Me permitieron ser yo misma,
Expresar, talvez, mi dolor,
Mi voluntad, mis proyectos...
Oportunidades para el
autodescubrimiento,
Diálogo de mi tortuoso ser,
Red para caer, y para levantarme
Mi grupo...
Reflexiones de José Luis:
A raíz de las presentaciones de
cada participante extraje una serie de patrones comunes a todos los miembros:
Visión estratégica o global. No suelen quedarse en los marcos de acción específicos en los que actúan sino que su pensamiento va más allá y piensa en la totalidad de la organización en la que se desenvuelven. Eso permite abordar proyectos a largo plazo con cierta garantía de éxito.
Visión social. No se quedan en la problemática personal sino que se amplía el horizonte de sus inquietudes mucho más allá. Tratan de mejorar el espacio del mundo en el que actúan.
Implicación máxima. Cualquier trabajo en el que se integran es tomado como un reto y se meten “hasta las trancas”, sin términos medios.
Gusto por el riesgo. No tienen miedo a afrontar nuevos retos, nuevos campos del saber o nuevas funciones. Lo desconocido no es una barrera sino una puerta abierta.
Durante la puesta en común de
ideas respecto al empoderamiento se produjeron las primeras resonancias.
Luis abrió el fuego haciendo hincapié en que para él el verdadero empoderamiento es el global o colectivo. Lourdes insistió en la faceta de apoyo a los grupos de mayor vulnerabilidad. Sonia lo definió como la toma de conciencia de nuestras capacidades y de hasta dónde pueden llegar, siendo necesaria la emergencia de “magia” o momentos que abran un espacio de posibilidades que permita el afloramiento de las mismas en su plenitud. Mar dibujó el empoderamiento como aquella acción que permitía quitar barreras o límites con el consiguiente aumento del nivel de autoestima. Por último, mi intervención se centró en distinguir la acción del empoderamiento de otras de corte similar como sería la tutoría o el mentorazgo, usando para ello la analogía del bebé que intenta aprender a andar.
Luis abrió el fuego haciendo hincapié en que para él el verdadero empoderamiento es el global o colectivo. Lourdes insistió en la faceta de apoyo a los grupos de mayor vulnerabilidad. Sonia lo definió como la toma de conciencia de nuestras capacidades y de hasta dónde pueden llegar, siendo necesaria la emergencia de “magia” o momentos que abran un espacio de posibilidades que permita el afloramiento de las mismas en su plenitud. Mar dibujó el empoderamiento como aquella acción que permitía quitar barreras o límites con el consiguiente aumento del nivel de autoestima. Por último, mi intervención se centró en distinguir la acción del empoderamiento de otras de corte similar como sería la tutoría o el mentorazgo, usando para ello la analogía del bebé que intenta aprender a andar.
Llegado un cierto momento de la
reunión, cuando las conversaciones eran alegras y cruzadas, se trató de
reconducir el diálogo hacia el trabajo específico de la red. Se habló del
continuo que va de la introversión a la extroversión, insistiendo mucho en sus
significados más profundos. Y se inició un momento de introversión en el que el
silencio nutritivo dominó el ambiente, fue una experiencia curiosa y llamativa.
Lourdes dio con una de las claves para entenderse, comentó “he encontrado la
respuesta”, Luis le hizo una llamada para que se fijara en ella, “ya la tienes,
tú misma la has hallado”, y cuando quiso verbalizarla ya se le había escapado.
Pero sintió tal emoción que hasta sus labios comenzaron a moverse a modo de
“tic”. Había tocado algún material interesante que generalmente no rondaba por
la superficie de la conciencia. Fue un momento mágico. Hubo más, claro, pero
cada uno lo vivió a su manera.
Otras ideas que surgieron de la
conversación fueron la proyección de las acciones internas. “Si tú te amas,
amarás a los demás con mayor fuerza; si tú te odias, harás lo propio con los
demás. Si tú dialogas contigo, verás normal dialogar con los otros; si tú
discutes constantemente, lo normal es que lo hagas también con los demás. Toda
guerra exterior se inicia con una guerra interior (la Yihad, mal interpretada
como “guerra santa”) y regresa a su origen”. También apareció una que le
encantó a Sonia, la de la resonancia. “Si tú logras hacer sonar algo en ti,
todo lo que se halle a tu alrededor resonará contigo”. Lógicamente para eso es
necesario que tu alrededor cultive la sensibilidad cognitiva adecuada: la
distinguibilidad. Ese es el mayor poder del empoderamiento personal, que puede
inundar o energizar lo que le pilla cerca de su radio de acción.
Por último, se expusieron algunas
de las actividades que podrían abordarse desde la red, tanto a nivel presencial
como virtual. Entre ellas, reuniones para compartir aprendizajes con el
objetivo final de transcribirlas en un documento común. También charlas o
talleres en las que los miembros expongan sus habilidades. O reuniones
exteriores a modo de convivencias. Intercambios de experiencias o libros sobre
la temática que favorezcan el aprendizaje compartido. Encuentros virtuales
donde poner en común experiencias de empoderamiento. Se abren múltiples posibilidades.
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